Esta tarta también fue directa para el bautizo, era de galletas y chocolate, la tarta tradicional de toda la vida (aunque con un toque personal). Se me ocurrió hacer una especie de cuna, Manuela acostada dulcemente con su pipo. El detalle de los ojos me pareció curioso, pues la peque tiene el color entre grisáceo y celeste de su abuelo materno y de su tito Moi. De esta tarta salieron en total 56 porciones y gustó mucho.
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Gracias a la buena maña de Antonio Parralo (pastelero y cocinero) extrajo cincuenta y seis porciones generosas de esta tarta. Me dio muuuuy buenos consejos. |
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